.

.

viernes, 5 de junio de 2015

Quiero hacer un trato contigo

Si me das tus miedos, prometo ir al más alto de mis precipicios y dejarlos caer a un abismo sin fin, como nosotras, para que nunca más puedan volver y solo quedemos tú, yo y mis ganas de llenar todas tus latitudes con banderines de batallas ganadas, porque cuando estamos juntas, tengo la sensación de que nada nos puede, de que el frío quiso sacar a febrero dos días más pero nosotras le respondimos con un para siempre. Quiero que tu único miedo sea el de perderme (y ya me encargaré yo misma de quitártelo) pero no puedo evitar sonreír cuando te miro y sé que te asusta. Y suena mazo egoísta, lo sé, pero es una más de tus formas de decirme te quiero y ya sabes cómo es mi cara cuando lo haces.
Ahora ya sabes la razón de mis sonrisas para después quedarme seria y pensativa.

Ojalá estuvieses aquí.
El temor no cabe en esta cama para dos en la que solo quiero meterte a ti.
Ni al temor ni a tus heridas, solo a ti.
Y quiero que las lágrimas se vayan con cada prenda de tu ropa, quiero escuchar tu respiración acelerada y asegurarme de que todo va bien dentro de ti, quiero verte estremecer de placer y no de rabia, quiero estar debajo de ti para evitar que caigas y que si caes, caigamos juntas dejándonos llevar, dejándote querer.

Quizá parezca una estupidez, pero no tengo nada más que ofrecerte que acabar con tu daño a cambio de que te quedes.