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viernes, 5 de junio de 2015

Me vaciaste para llenarme


Hay golpes que hacen daño. Bueno, en realidad todos los golpes hacen daño.
Hay otros que rompen. Cosas o personas, no se sabe.
Otros, por desgracia, matan.
Nadie quiere ser golpeado, pero… es que ella me golpea, y yo me dejo golpear, y creedme si os digo que en mi vida ha habido un golpe más violento que su existencia, que de un guantazo ha acabado con el dolor.

Ya no queda nada del frío que hasta ahora congelaba mi vida porque ahora hay alguien… Hay alguien que prende cada una de mis ventanas para que el viento no se atreva a entrar e intente mellar de nuevo el caos en mi habitación.

Ya no queda nada de esos sitios tristes y oscuros de Valladolid por los que solía caminar sola, porque ahora hay alguien que camina conmigo, de la mano, y hace de cada rincón una primavera en la provincia de Tokio, que por si no lo sabéis, es preciosa.

Ya no queda nada de las grietas de la acera que absorbían mi tiempo jurando no volver a devolvérmelo porque ahora hay alguien que las sella con promesas. ¿Se cumplirán? Ni idea. Lo único que sé es que me reconforta oírlas una y otra y otra y otra vez…

Ya no queda nada de esos sabores que únicamente me aportaban la amargura del café que tanto odio o del champú que siempre me acaba tragando en la ducha porque ahora hay alguien que hace que mis labios sepan a chocolate y gominolas… Y en general a ganas de vivir.

Ya no queda nada del silencio que reinaba en los lugares altos de la ciudad porque ahora hay alguien que chilla te quieros desde ellos, te quieros que no solo prenden el cielo con el atardecer más espectacular que he visto en mi vida sino que también, me prenden a mí.

Y es que aunque no pueda estar, aunque la eche de menos, como dijo ella una vez, el menos con nosotras no existe, no se puede decir eso de “vísperas de todo, días de nada”, porque hoy es la víspera de verte, mañana el día de verte y pasado la resaca de verte.

Y pido perdón de antemano a todos los cantantes a los que robaré canciones para hacerlas nuestras, a los poetas que un día no puedan escribir porque yo me haya hecho con todos los versos, a mis labios por hacerles dependientes de otros, a la estación de buses por tener que ver tanta puta despedida, a mis sueños, que ahora ya no son sueños sino realidad, a quien no quiera o no pueda entenderlo…

Pero es que no busco comprensión, no, nada de eso…
porque el amor no busca de razones ni de entendimiento.

El amor simplemente se encarga de darnos la vida cuando  ya nos hemos dado por perdidos, una vida que yo ya no quiero si no es contigo.