Ya no sé qué de todo lo que vivimos era verdad.
Empiezo a pensar que viví una mentira
de 365 grados dirección a la nada
y que tú sólo pretendías tenerme como alguien
que viviese por ti mientras te sentabas en un rincón con tus vicios
y observabas el río de sangre que dejaban en mí las heridas.
Pago cada día las consecuencias de las vendas
y en cada calle de Valladolid hay una mentira en forma de poesía
que tú tenías el valor de susurrarme a través de besos y abrazos
en los que creí que estrujabas mis miedos
y los convertías en cien mil mariposas.
Pero me he mirado al espejo y he llorado al ver las cicatrices putrefactas
de tus cuchilladas sobre la espalda
que un día dijiste querer convertir en arte.
Los toreros tienen que sentirse verdaderos santos comparados contigo, amor.
Menos mal que no has visto nunca Harry Potter,
Te hubieras asustado al verte a ti misma en la pantalla
hecha un puto dementor.
Porque lo único que has hecho a lo largo de todo este año
ha sido absorberme la vida y yo te la he dado
sin esperar nada a cambio.
Vendí mi alma al diablo para salvarte a ti sin darme cuenta de que tú llevabas el tridente.
La culpa es mía.
La culpa es mía por no pedir explicaciones a tus excusas,
por cruzar a nado un mar de decepciones contigo a las espaldas,
por creerme que me amabas tanto como yo a ti
cuando lo único que hacías era acudir a mí
porque ya nadie quería soportar el olor que desprendía tu mierda.
Qué razón tenía mi madre cuando te llamaba caprichosa, manipuladora y egoísta.
Qué razón tenía mi madre cuando me dijo que te irías con el primero que te hiciera tilín.
Porque de eso trata tu vida, de empalmar personas como si fuesen cables.
Tú no te mereces mi puta salvación.
Tú no te mereces que yo te llamase fuerte,
Tú no te mereces que nuestra historia se venda en librerías.
Tú no te mereces este mundo porque hasta la humanidad es demasiado buena para ti.
Tú sólo mereces que te recuerde como la mierda de persona que eres.
