Soy
consciente de que durante meses me he escapado de casa
para
descansar sobre el paisaje nevado
que cada día
tiñen de rojo millones de derrotados.
Porque
pensaba que estaba bien.
Pensaba que
algún día no despertaría
porque el
frío ya habría hecho su labor
y hubiera congelado hasta la más recóndita
gana de vida.
He mirado de
frente al dolor ajeno
pero nunca
me he atrevido a enfrentarme al mío
delante del
espejo porque siempre ha sido más fácil
eso de dar
el golpe de gracia, o mejor dicho,
el golpe de ni
puta gracia
y romperlo
en mil pedazos con los que cortar el aire.
A ver si así se le quitan las ganas de seguir
haciendo respirar
a unos
pulmones voluntarios en su ahogo en ceniza.
Y los gritos
de las vidas que tanto he maltratado
se han adherido a las más bellas flores con la
esperanza
de seguir
siendo sorprendidas por el mundo
pero la
verdad es que he visto en ese abrazo letal
la muerte de
la primavera.
Pero también
soy consciente de que estos días
mi
habitación ha pasado por todas las estaciones.
Ha caído una
tormenta de verano
y un rayo me
ha dejado estaqueada en mitad del patio
que nunca
tuve para jugar al fútbol.
Se ha
hundido el techo para dejar caer la lluvia
que tantos
años llevo acumulando en este puto tejado de miseria
Y me he
calado.
Y por fin me
doy cuenta de que no me arrepiento
de haber
roto a propósito TODOS LOS JODIDOS PARAGUAS.
He bailado
con la luna llena cada noche
aun estando
con los pies en la tierra
y he
comprendido que eres tú
quien me
está dando una nueva oportunidad a la
salida del sol.
Y aquí estoy
otro día en el que no puedo decidir
si quedarme
dormida o permanecer despierta
porque no sé
cuál es la mejor manera de soñar contigo.
Y opto por
enredarte entre mis pensamientos
hasta que te hagas la dormida
y susurres
con los ojos cerrados
que quieres
seguir alargando cada minuto conmigo.
Porque, en
realidad, ya llevo soñando mucho tiempo contigo.
Y sé que
eres tú porque por primera vez en mi vida
no tengo
miedo a mi mayor enemigo, no tengo miedo al dolor.
¿Y sabes por
qué?
Porque
contigo quiero ser tan valiente
que cada
beso que aún no te he dado
se convierta
en tus mil razones para intentarlo.